Reproducimos aquí, el artículo escrito por Isabel Margalejo en la revista Arquitectura y Diseño en el que se destaca que el ladrillo está más presente y expresivo que nunca, reconquistando protagonismo en edificios e interiores. Sostenibilidad y vernacularidad son sus mejores bazas para que creadores de todo el mundo reimaginen sus usos vistiendo su funcionalidad con sofisticación.
«Ladrillo, ¿qué quieres ser? Y el ladrillo responde: quiero ser un arco». Esta frase la pronunciaba uno de los grandes de la arquitectura, Louis Kahn, para ilustrar a un auditorio de estudiantes una de sus enseñanzas: cuando estés atascado y te falte inspiración, pide consejo a los materiales. Y precisamente parece que el humilde ladrillo sea el couch al que se dirigen actualmente proyectistas de todos los países y enfoques. Da pudor llamarlo moda, pero lo cierto es que en el último lustro se han multiplicado los proyectos que han hecho de él su bandera dotándolo de gran expresividad.
El Museo Yves Saint Laurent en Marrakech, obra del parisino Studio KO, la tienda Aesop en Chicago o la residencia Mar Tirreno en Ciudad de México, de Frida Escobedo. A gran escala, toda una ciudad del arte construida desde cero en el sudoeste de China, Mile City, con ladrillo rojo local. En ella destacan los volúmenes alargados, entre chimenea y termitero, que albergan el restaurante 50% Clouds del estudio chino CCD (Cheng Chung Design). En todos ellos el ladrillo se ha repensado para ir más allá de su imagen funcional. Conste que esto tampoco es nuevo; hubo anteriores oleadas: Alvar Aalto se hizo para sí en los años cincuenta la casa Muuratsalo combinando 50 tipos diferentes de ladrillos en patrones caprichosos, y Ricardo Bofill demostró su empaque en su proyecto de utopía habitacional Walden, hoy redescubierto por el gran público, por no hablar del maestro Kahn, un enamorado de la tierra cocida.
Las cifras del éxito
Su popularidad es una certeza: los datos lo demuestran. Si en 2014 se produjeron en España 3,9 millones de toneladas de ladrillos que generaron un volumen de negocio de 350 millones de euros, en 2021 estas cifras crecieron en un 75% con 6,3 millones de toneladas valoradas en 615 millones. Puedes consultar todas las cifras del sector aquí.
La sostenibilidad puede ser uno de los motivos de este crecimiento. «Tiene historia y tradición. Es duradero, expresa solidez, es comunicativo y procedente; la clave es que se suele fabricar localmente y que permite la reutilización: quitándolo con cuidado, se puede aprovechar para otros usos o edificios», cuenta la arquitecta Martha Thorne, directora ejecutiva del premio Pritzker y decana en la escuela de arquitectura de IE University en Madrid. Para Thorne lo más interesante son los nuevos usos que se le están dando al combinarlo con tecnología. «Lo que vemos ahora forma parte de la historia continua de la arquitectura, pero no de una forma nostálgica. No estamos repitiendo lo que se ha hecho, sino adaptándolo al siglo XXI».
Dar la cara
Valiente, desnudo y completamente expuesto es como lo emplea siempre el estudio catalán H Arquitectes, que ha hecho de él su sello. «Solo lo usamos cuando creemos que es la mejor opción; otras veces, bastantes, trabajamos con hormigón, madera, policarbonato… –puntualiza Xavi Ros, uno de sus cuatro componentes–. Aunque es verdad que tenemos muchas obras donde lo hemos utilizado. En muros estructurales, fachadas, interiores y pavimentos. Incluso hemos hecho vigas con ellos de una manera muy potente, como en las Bodegas Clos Pachem, en Gratallops, y en casas, como la 1014, en Granollers. Que la gente nos identifique con ‘arquitecturas de ladrillo’ no nos importa; admiramos a Clotet y Paricio y a maestros nórdicos como Lewerentz, Aalto, Fehn, Utzon… todos con obras magníficas en ladrillo visto». Ros comenta que escoger este material fue tanto una elección como una consecuencia. «La crisis de 2008 nos pilló en pleno proceso de evolución y maduración, de ahí que la idea de ser eficientes construyendo con el sistema más cercano a la tradición local, con pequeñas constructoras y presupuestos muy ajustados, se integró en nuestro ADN de forma natural. Pero superado este momento de ‘supervivencia’ el ladrillo se convirtió en un excelente material para abordar todo lo que nos interesaba: es tradicional, con mucho conocimiento heredado, con capacidad estructural, se puede dejar visto, tiene inercia térmica, regula la humedad, es razonablemente barato y tiene un aspecto y genera una atmósfera interior que nos satisface. Los espacios construidos con ladrillo estructural visto tienen ya una pátina dada por el proceso de producción y construcción. Este efecto atmosférico, material y temporal, da una consistencia a la arquitectura que nos interesa muchísimo. Y cierta autenticidad, una belleza honesta con un fuerte carácter». Moda o no, pocas veces el ladrillo ha sido tan elocuente.
En las fotos que acompañan este post se pueden ver algunas de las últimas tendencias en arquitectura con ladrillo. Todas son obras presentadas a los Premios de Arquitectura de Hispalyt en su última edición. Puedes consultar toda la información sobre los Premios en el siguiente enlace.
Fuente del artículo: Hyspalit